Antes de la fundación de Apple, Wozniak se ve en la obligación de presentar su invento a HP. La empresa lo rechaza ante la pregunta de "¿para qué va a necesitar la gente normal ordenadores?"
Hasta entonces, los ordenadores estaban restringidos al uso por parte de empresas (y antes de esto aún, el uso de computadoras se confinaba a fines defensivos o de comunicación restringida), y lo que pretenden Jobs y Wozniak es instaurar la utilización de ordenadores entre el común de la población, el llamado PC (personal computer).
"Piratas de Silicon Valley" es un docudrama. Es decir, mezcla elementos de ficción (drama) con elementos reales documentados (docu). Es por ello que no es fiel completamente a la realidad. Así, según la biografía de Wozniak, éste trató de convencer a HP para que aceptara su invento. En la película en cambio, se le muestra cumpliendo un trámite al que se ve obligado según las condiciones de su contrato de trabajo con HP. Trámite del que espera salir con la respuesta que finalmente obtiene de la empresa: la desestimación de su propuesta.
En el plano real, actualmente, HP, tras varias fusiones y adquisiciones empresariales, anunció su retirada del comercio de ordenadores. Lo hizo en agosto del 2011 y, según apuntan varios artículos en publicaciones especializadas, el motivo podría ser el boom de las tablets, terminales en los que HP nunca ha llegado a especializarse. Pero no porque las tabletas hayan superado las prestaciones de un portátil o un ordenador de sobremesa, sino porque HP no ha sido capaz de cubrir el ritmo de las necesidades de los usuarios, al no desarrollar las tabletas al mismo nivel que venía desarrollando los pc´s. En diciembre del mismo año anunció que continuaría en el sector de los ordenadores y que liberaba su sistema operativo para móviles, el WebOS. Pese a la alarma que creó el anuncio de retirada de HP de un sector tan importante, es presentada según publicaciones expertas, como el primer fabricante de ordenadores del mundo. En el campo de las impresoras está muy implantada gracias a su sistema Laser Jet, muy bien acogida en el sector industria.
La investigación está reñida con el mundo empresarial. Y es al juntar estas dos esferas cuando se evidencian esas diferencias. La investigación es arriesgada, puede dar frutos lo mismo que puede no darlos y seguramente, si los da, es a costa de no haberlos dados o no haber dado los esperados, antes. En ella el factor riesgo tiene un valor distinto al que adquiere en el mundo de los negocios. En el mundo de los negocios, el factor riesgo se contempla también, se toma nota y se le incluye en los balances, pero es siempre una amenaza y un camino que, desde luego, no se tomará a la ligera. En la investigación está mucho más presente. Está presente a cada paso que se da. De ahí que cuando se ha superado un número de pasos determinado, con sus consecuentes riesgos superados, el impulso para seguir adelante sea aún mayor. Se llega así al paso en que la teoría se convierte en práctica. Paso para el que habitualmente se precisa de la intervención de agentes externos (financiación, empresas...). Es entonces cuando llegamos a esas otras esferas que mencionábamos, cada una con su particular manera de observar el riesgo, casi siempre de refilón e incompatibles con la forma de valorarlo en la investigación.
Es por tanto más que frecuente que nos encontremos a lo largo de la Historia con inventos que en origen fueron rechazados o cuya aparición estuvo envuelta en desconfianza y que, posteriormente, han llegado a ocupar un lugar en nuestras vidas jamás imaginado por aquellos que lo rechazaron y, quizás, ni siquiera por aquellos que lo desarrollaron. De hecho, son multitud los científicos a los que en algún momento se les rechazaron ideas o inventos por no creer en ellos y solo el paso del tiempo ha demostrado la multitud de errores que se han cometido. Esto demuestra que el choque entre las esferas de la investigación y la empresarial tiene todavía consecuencias de más alcance: y es que si la primera la entendemos con el objetivo de mejorar el desarrollo humano, la segunda actúa siguiendo parámetros empresariales, es decir, se mueven entre dos conceptos: beneficio o pérdida. De resultas del choque, el progreso humano se ve sometido a los intereses de grandes corporaciones. Y no solo eso, sino que además se tiende a entender por progreso humano lo que esas mismas grandes corporaciones vaticinan como tal, aquello que dejan traslucir del todo que reciben para su rechazo o su estrellato. Encontramos varios ejemplos de esto con solo nombrar a uno de los científicos más infravalorados de la historia reciente: Nikola Tesla, cuyo objetivo era hacer de la electricidad un recurso accesible para cualquiera, estado al que, es evidente, no se ha llegado al intercedir intereses económicos que permiten "arancelar" la fuerza eléctrica que Tesla situaba libre en cualquier punto del Universo.
"Este nuevo poder para conducir la maquinaria planetaria será derivado de una energia que opera en el universo, la energia cósmica (...) que está presente en todas partes en cantidades ilimitadas" - N. Tesla
Actualmente podemos establecer un paralelismo con ciertas formas de energía que, pese a haber sido presentadas, no alcanzan la repercusión necesaria. Nos referimos a fuerzas capaces de mover un vehículo sin necesidad de usar combustibles derivados del petróleo, como por ejemplo, el hidrógeno. Si bien es cierto que son muchas las ciudades en las que los transportes públicos funcionan a base de motores llamados ecológicos, la iniciativa no se extiende a las grandes empresas automovilísticas por evidentes intereses ya no únicamente empresariales, sino gubernamentales.
A HP le pasó un poco como a Xerox: teniendo ya know-how y capacidad más que suficientes para ser pioneras en la industria de la informática de consumo (la primera con hardware y la segunda con software) desaprovecharon su oportunidad, a pesar de que Jobs y Gates se la sirvieron en bandeja.
ResponderEliminarPor cierto, un ejemplo patrio de innovación frustrada fue el submarino de Isaac Peral. Este lo presentó a la armada a finales del siglo XIX y hasta llegó a construir un prototipo con éxito. Sin embargo, motivos espurios hicieron que el proyecto fuera descartado. Quizá, de haber fabricado submarinos en serie, España habría defendido mejor sus colonias de Cuba y Filipinas en 1898.