martes, 17 de abril de 2012

BILL GATES (Manuel R. Cano Rincones)

¿Ángel o demonio? No, no estamos en un blog sobre series de televisión españolas de dudosa calidad. En realidad, hablamos de una figura controvertida del mundo empresarial a nivel internacional. Para algunos, se trata del hombre que consiguió democratizar y expandir el uso de los ordenadores entre la mayor parte de la población mundial, facilitando así el progreso humano. Para otros, sin embargo, no es más que un ladrón de ideas que ha sabido aprovechar de manera excelente las oportunidades que le ha brindado el mundo de los negocios. Es decir, lo que coloquialmente se conoce como estar en el lugar adecuado y en el momento oportuno.

Bill Gates, creador del imperio informático Microsoft, es duramente vilipendiado en muchos foros y páginas de Internet. Es cierto, pero, ¿hay motivos reales que sirvan de apoyo a esas críticas? La película Piratas de Silicon Valley nos ofrece uno de esos momentos reveladores que pueden hacer que la (buena) imagen de un líder empresarial o de un genial emprendedor e inventor se rompa en mil pedazos como una frágil pieza de cerámica china. Resulta que la inmensa fortuna del hombre que ocupa la segunda posición en la lista de los más ricos del mundo según Forbes, sólo por detrás del dueño de Telecom, el mexicano Carlos Slim, nace a partir de la venta de algo que ni siquiera aún existía "físicamente", porque todavía no estaba inventado. O, mejor dicho, sí estaba inventado, pero no estaba en poder del ambicioso Gates. El sistema operativo que Bill Gates compró a un precio miserable a un informático anónimo dio lugar al hoy omnipresente Windows, el auténtico responsable de que las cuentas del dueño de Microsoft hoy estén repletas de dólares. En definitiva, nunca el humo se vendió tan bien, y nunca nadie lo compró tan caro como la todopoderosa IBM. Esa manera de entender el mundo de la empresa y de los negocios es la que ha granjeado grandes odios hacia la persona de Bill Gates y Microsoft (también conocida maliciosamente por algunos internautas como Mocosoft), un desprecio que se incrementó con el lanzamiento de Windows Vista a comienzos del año 2007, una de las actualizaciones de su sistema operativo más fallidas que se recuerdan, y que además era heredera directa del estilo Apple, filosofía o (casi) religión que cuenta con muchos devotos entre los internautas.

Otro punto de inflexión que aumentó, sobre todo en Europa, el recelo hacia Microsoft y su propietario, fue la multa de casi 500 millones de euros que la UE impuso en 2007 a dicha empresa por aprovecharse del monopolio de su sistema operativo para expulsar del mercado a otros competidores, a los que además no facilitaba información para que pudieran fabricar productos compatibles con Windows. Con un sistema operativo ampliamente consolidado, instalado en la casi totalidad de hogares con ordenador, y como consecuencia de este tipo de varapalos económicos contra su empresa, Bill Gates deja de ser cabeza visible de Microsoft en junio de 2008, cediendo el testigo a su socio Steve Ballmer. Desde entonces, su atención estará centrada en la Fundación Bill y Melinda Gates, nacida en 1994 y comandada por él y su esposa Melinda, cuya labor filantrópica le llevará a destinar hasta 28 billones de dólares para erradicar enfermedades altamente contagiosas de países en vías de desarrollo (el caso de la polio en India). Su dedicación progresiva, y cada vez más intensa, a la caridad le ha llevado a hablar casi en exclusiva en foros públicos sobre mejorar la vida de los desfavorecidos, anulando por completo las referencias a su empresa. Este cambio de actitud, de ávido lobo empresarial a tierna alma caritativa le ha reportado suculentos beneficios a su fundación (galardonada con un Premio Príncipe de Asturias en 2006), y, al mismo tiempo, nuevas críticas hacia su persona, sobre todo, provenientes de los que ya eran sus detractores anteriormente, los cuales ven en la Fundación una manera de expiar los pecados cometidos en el pasado por parte de Gates en su carrera por el éxito.

Esos instigadores de odio y rechazo hacia Gates pululan por la red a sus anchas y su inventiva no cesa a la hora de atribuir cualidades demoníacas y perversas al creador de Microsoft. Desde asignarle un papel destacado en los atentados del 11S en Nueva York, hasta asegurar que está participando junto con otros millonarios en la construcción de un búnker bajo el aeropuerto de Denver para sobrevivir a una tormenta solar que destruirá gran parte del planeta en este fatídico 2012 (sí, así como suena...), o que la relación entre su nombre (Bill Gates III) y el número asociado al Anticristo (666) es clara y directa (los curiosos, que visiten el siguiente enlace: http://foro.mediotiempo.com/showthread.php?12340-Bill-Gates%85-anticristo).



No obstante, a pesar de lo negativo que rodea a su persona, no hay que olvidar que Gates, como ciudadano americano perteneciente a esa clase media de raíces calvinistas que aboga por construirse uno mismo el camino hacia el triunfo personal, siguió, sin duda alguna, los patrones de lo que hoy todos conocemos como "sueño americano". Gates acudió a la escuela pública y, más tarde, a la Universidad de Harvard. Sin embargo, en el momento en el que pudo prever que podía cambiar su destino para mejor, abandonó sus estudios universitarios y se trasladó a Alburquerque para trabajar con Altair. Sus relaciones posteriores con Apple y con IBM, pues, no son fruto de la casualidad, sino de lo que parece ser un camino medido y estudiado. Y de ambas empresas, cuando aparecieron en su camino, supo sacar el máximo provecho. ¿Inteligencia? ¿Ambición? ¿Falta de escrúpulos? Puede que hubiera un poco de todo ello, pero si hay algo admirable en la vida de Gates y de otros tantos empresarios que hoy día son multimillonarios es su tesón y coraje y sus ganas de alcanzar aquello con lo que sueñan, a pesar de que en el camino tengan que dejar unas cuantas cabezas pisoteadas y una larga lista de enemistades. Al menos en este caso, ese esfuerzo supuso un beneficio para el común de los mortales, cuya relación con la tecnología no sería la misma si no hubiera existido el Anticristo... Perdón, quería decir Bill Gates.


4 comentarios:

  1. Estoy totalmente de acuerdo con mi compañero en el sentido de que, después de todas esas críticas vertidas hacia Bill Gates por parte de algunos sectores, no hay que olvidar que el propio Gates es el ejemplo de ciudadano de a pié que decide construirse a sí mismo el camino que le lleve al triunfo personal. Cosa que muchos admiramos y que definimos como admirable y porque no, hasta loable. El talento enfocado al progreso y desarrollo humano siempre debería ser premiado, y en mi modesta opinión, a Bill Gates le ha sido justamente premiado.

    RAFAEL ANTONIO MOYA GÓMEZ

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  2. OPINIÓN (MINERVA DÍAZ-HEREDERO VÉLEZ)

    Muchos son los que dicen que Bill Gates se afianza en esos tiempos como el hombre más rico del mundo, gracias no a su inteligencia en el mundo de la informática, sino a saber vender su producto a millones de personas, y obviamente acabar o comprar la competencia en cualquier programa que rivalizara con sus productos. Su primer gran negocio, ya lo conocemos todos por la película: la venta a IBM de un sistema operativo, que compró a un ciudadano anónimo por 50.000 dólares.
    En mi opinión, puede ser que el manejo de la informática como lo entendía Gates, no era el de Steve Jobs, pero eso no lo hace ser tampoco malo en su profesión. Gates tenía claro que era lo que le interesaba y supo muy bien conseguirlo “meterse en la boca del lobo”, como él mismo dice en la película. Y al final ha quedado como uno de los mejores comerciantes del mundo, que supo además adaptar ideas del propios Jobs a su Windows. Críticable o no, yo creo que lo que verdaderamente me impresiona de ambos es que siendo tan jóvenes lograron cambiar el mundo como lo conocemos en cuanto a tecnología.

    MINERVA DÍAZ-HEREDERO VÉLEZ

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  3. Comentario: Beatriz Portillo

    Estoy totalmente de acuerdo con la entrada de Manuel. Es muy complicado definir a Bill Gates porque dependiendo desde el punto de vista desde el que le mires puede ser un auténtico demónio o por el contrario el hombre que revolucionó la tecnología. Yo prefiero pensar que fue un gran comercial, supo vender muy bien su producto, incluso cuando todavía no lo tenía y ha sabido moverse y llegar muy alto gracias a su astucia.

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  4. Nada que ver con el artículo pero hoy he recordado este nombre completo y no creo que haya muchos Manuel Reyes Cano Rincones (a lo mejor sí) al igual que no hay muchos Tanausú Lord. Siendo una publicación de 2012 (lo único que he encontrado) no sé si sirva y tampoco si seas el Manu del que hablo y al que recuerdo, pero si es así y te apetece contarme de tu vida, soy fácil de encontrar. Si estoy hablando a un desconocido, corramos un "estúpido" velo y este comentario nunca ha existido.

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